Judith Wallerstein es una de las mayores expertas del mundo en el tratamiento de niños de padres divorciados. Ha realizado un estudio único sobre las verdaderas consecuencias del divorcio en la vida futura de los hijos por cerca de 40 años.. La autora elige 131 niños que sintetizan las experiencias vitales más generalizadas en estos casos, y realiza un seguimiento de sus vidas con detalles vividos a través de sus adolescencias, sus relaciones amorosas, sus éxitos y fracasos matrimoniales, y sobre la paternidad de sus propios hijos. Al carecer de un patrón interno de cómo es una relación exitosa, los hijos adultos del divorcio deben crear nuevos códigos de comportamiento en una cultura que ofrece muchos modelos y pocas pautas. Utilizando un grupo comparativo de hijos de padres que se llevaban mal pero no se separaron, Wallerstein muestra cómo los hijos adultos del divorcio ven la vida en forma diferente a sus pares criados en hogares intactos. De este modo, ella arroja luz sobre el interrogante que muchos padres enfrentan: permanecer infelizmente casados o divorciarse. ![]() En 1971 Judith Wallerstein comenzó a contactarse con un grupo de 131 niños cuyos padres se estaban divorciando. Les pidió que le contaran los detalles íntimos de sus vidas, lo cual hicieron con notable candidez. Wallerstein se ganó su confianza y fue recompensada con un conmovedor retrato de cada una de sus vidas durante la infancia, la adolescencia, y la adultez. En manos de Wallerstein, las experiencias y ansiedades de esta generación de niños, que ahora tienen entre treinta y cuarenta años, reviven. Observaron cómo luchan contra el temor de que sus relaciones fracasen al igual que la de sus padres. Wallerstein muestra cómo muchos superaron su temor a no encontrar compañeros amorosos y a convertirse en padres protectores y exitosos; y cómo otros aún se están esforzando para encontrar los deseos de su corazón sin saber por qué se sienten tan atemorizados. Ella también demuestra la inmensa fuerza y enormes logros de una generación de sobrevivientes que a menudo tuvieron que crecer solos y ayudar a sus padres en tiempos difíciles DERRIBANDO LOS MITOS Y CREENCIAS ACERCA DEL DIVORCIO Que el divorcio tiene consecuencias devastadoras en los hijos ha sido la conclusión final a la que ha llegado la psicóloga californiana Judith Wallerstein. y cuando Wallerstein habla sobre divorcio, muy pocos se atreven a desafiarla . Según Wallerstein, la idea de que el trauma del divorcio tiene su punto crítico durante el tiempo inmediato a la separación de los padres, es totalmente errada. Por el contrario, el trauma vivido por los hijos de padres divorciados se prolonga a lo largo de los años y les dificulta afrontar los cambios propios de la adolescencia así como sus primeras relaciones amorosas, que se ven conflictuadas por temores derivados de la experiencia traumática. Las conclusiones en este sentido son tan poderosas que el San Francisco Chronicle ha tenido que admitir que "sus conceptos están destinados a reabrir el debate sobre la familia, especialmente en nuestro país". CONCLUSIONES CONTUNDENTES la psicóloga aporta conclusiones contundentes sobre el perfil psicológico de los hijos de divorciados. Según la investigación:
Como conclusion personal quiero agregar el mensaje que deja la Dra Wellestein en el epilogo de su investigacion: Despues de haber pasado los últimos treinta años de mi vida viajando de aquí para allá, hablando con grupos de profesionales, abogados y especialistas en salud mental, y trabajando con miles de padres e hijos de familias divorciadas, queda claro que hemos creado una nueva clase de sociedad nunca antes vista en la cultura humana. Silenciosa e inconscientemente creamos una cultura del divorcio. Resulta difícil comprender lo que significa cuando decimos que los primeros matrimonios tienen un 43% de probabilidades de separase, y que los segundos matrimonios tienen el 60% de posibilidades de terminar en divorcio. ¿Cuáles son las consecuencias para todos nosotros cuando el 25% de las personas entre 18 y los 44 años tienen padres divorciados? ¿Qué significa para una sociedad que la gente se pregunte en voz alta si la familia está por desaparecer? ¿Qué podemos hacer cuando sabemos que las parejas casadas con hijos representan el 26% de los hogares, y que los arreglos de convivencia actuales son una casa de gente sin casarse y sin hijos?. Estas cifras son aterradoras. Pero como todos los cambios sociales masivos, lo que está sucediendo nos está afectando de un modo que aún no hemos comprendido '' ''Para gente como yo que trabaja todo el tiempo con familias divorciadas, estas cifras abstractas tienen rostros reales. Cuando pienso en la gente que conozco tan bien, puedo relacionarlos con los millones de niños y adultos que sufren de soledad, y todos los adolescentes que dicen “No quiero una vida parecida a la de ninguno de mis padres”. Comprendo a los innumerables jóvenes que no tienen esperanzas de encontrar una relación duradera y quienes, sacudiendo la cabeza, aseguran “Si no te casas, no te puedes divorciar”. Más tarde, o cuando creen que no estoy escuchando, agregan suavemente: “Pero no quiero envejecer solo”. Me preocupa especialmente cómo nuestra cultura del divorcio cambió la niñez. Todos los años se agrega un millón de niños a nuestra marcha del fracaso marital. Como lo explican ellos con tanta elocuencia, perdieron el juego alegre y despreocupado de la infancia, y también los brazos y el regazo consolador de un padre cariñoso que está siempre apurado porque la vida despues del divorcio es muy difícil de manejar.'' ''La verdad es que hemos creado una nueva clase de sociedad que orece mayor libertad y más oportunidades para muchos adultos, pero este cambio trae aparejado un elevado costo oculto. Muchas personas, tanto adultos como niños, no tienen una mejor salida. Hemos creado nuevas clases de familias, en las cuales las relaciones son frágiles y poco dignas de confianza. Los niños actuales reciben mucha menos contención, protección y cuidados parentales que los que recibían hace unas décadas. Los matrimonios de larga data se separan a un promedio sorprendente. Y muchas de las generaciones mayores que comenzaron con la revolución del divorcio se encuentran alejados de sus hijos adultos. ¿Este es el precio que debemos pagar por un cambio necesario? ¿No podemos hacerlo mejor? ''
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Octubre 2016
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